domingo, 19 de mayo de 2013

El discurso científico en la investigación educativa en Latinoamérica: el caso de México


ISSN 1989 - 9572
El discurso científico en la investigación
educativa en Latinoamérica: el caso de
México
Scientific discourse in educational research
in Latin America: the case of Mexico
Sara Julia Castellanos Quintero,
University of Valladolid, Mexico,
Journal for Educators, Teachers and Trainers, Vol. 2
http://www.ugr.es/~jett/index.php
Fecha de recepción: 27 de abril de 2011
Fecha de revisión: 15 de mayo de 2011
Fecha de aceptación: 30 de junio de 2011
Castellanos Quintero, S. (2011). El discurso científico en la investigación educativa
en Latinoamérica: el caso de México. Journal for Educators, Teachers and Trainers,
Vol. 2, pp. 13 - 20
Journal for Educators, Teachers and Trainers JETT, Vol. 2; ISSN: 1989-9572
14
Journal for Educators, Teachers and Trainers, Vol. 2
ISSN 1989 - 9572
http://www.ugr.es/~jett/index.php
El discurso científico en la investigación educativa en Latinoamérica:
el caso de México
Scientific discourse in educational research in Latin America: the
case of Mexico
Sara Julia Castellanos Quintero, University of Valladolid, Mexico.
sarajulia2412@yahoo.com.br
Resumen
En este artículo se presenta el estado del arte del análisis del discurso científico en la investigación
educativa en México, particularmente en el diseño y desarrollo del currículo. La investigación en el
área del currículo universitario comenzó en México en los años 80. El discurso estaba orientado
hacia la búsqueda de modelos y métodos de enseñanza y evaluación, la implementación del
practicum y la correspondencia entre la formación profesional y el empleo en el contexto nacional.
La década de los 90 está influenciada por las políticas educativas globalizadoras, el uso de TIC en
el proceso de enseñanza-aprendizaje, la aparición de un mercado laboral más competitivo. Para
responder a esto requerimientos el discurso científico se orienta hacia el diseño de un currículo
universitario que responda a una formación profesional que permita la inserción en un mercado
laboral con estándares internacionales. La reforma integral de educación que está teniendo lugar en
México en la actualidad apuesta por la formación basada en competencias a nivel de educación
básica. No obstante, en el ámbito universitario, la formación por competencias coexiste con otros
modelos de formación profesional, lo que apunta a una diversidad de enfoques en el tratamiento del
análisis del discurso.
Abstract
In this article it is presented the state of arts of the analysis of the scientific discourse in educational
research in Mexico, particularly, in the curriculum design and development research. The
development of the research in the area of university curricula started seriously in the decade of
80´s.The scientific discourse was oriented towards the searching of models and methods of teaching
and evaluation, of the best way of the implementation of practicum and the correspondence between
the professional formation and employment in the national context. In the other hand, the decade of
90´s is characterized by the influence of international educational policies, the use of CIT in the
teaching-learning process, the appearance of more competitive occupational market, where
professionals should be inserted. The scientific discourse was oriented towards the searching of
curricular models that guarantee the correspondence between the professional formation and
employment in the international framework. Nowadays an integral educational reform (RIE) is taking
place in Mexico where the competence approach is considered the guideline of the curriculum
design in primary and secondary levels. Nevertheless, at the university level, different curriculum
models are being implemented. This speaks about the diversity of the scientific discourse used in
the curriculum research in Mexico.
Palabras clave/Key Words
Análisis del discurso, investigación del currículo, reforma educativa en México.
Discourse analysis, curriculum research, educational reform in Mexico.
Citation
Castellanos Quintero, S. (2011). El discurso científico en la investigación educativa en
latinoamérica: el caso de México. Journal for Educators, Teachers and Trainers, Vol. 2, pp. 13 – 20.
Journal for Educators, Teachers and Trainers JETT, Vol. 2; ISSN: 1989-9572
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Introducción
Durante el I Seminario Internacional sobre Análisis del Discurso en Investigación Social y
Profesionalización Docente realizado los días 12, 13, y 14 de abril de 2011 en la Universidad de
Granada, mucho se ha hablado de los enfoques que en la literatura se pueden encontrar sobre
análisis del discurso en la investigación social. Es un campo relativamente nuevo donde la
interdisciplina se pone de manifiesto con mucha fuerza al poderse abordar este aspecto desde
diferentes perspectivas.
El primer lingüista que utilizó el término de análisis del discurso fue Zellig Harris, estadounidense
que trabajó la gramática transformacional distinguiendo dentro del texto lo que él llamó oraciones
nucleares y no nucleares (kernel y nonkernel sentences) , en los años 30 del siglo XX.
Ya como disciplina más definida, el análisis del discurso aparece en los años 60 y 70 del siglo
pasado y es abordado desde la Antropología, la Lingüística, la Filosofía, la Sociología, la Psicología
Cognitiva y Social y la Teoría de la Comunicación, entre otras.
Todos estos abordajes tienen en común una unidad de análisis que es el texto ya sea escrito,
hablado o pensado, partiendo del hecho de que el texto es un segmento real del lenguaje que
permite analizar, interpretar y describir su contenido, su intencionalidad y su legitimidad en el
contexto donde se produce.
Y como el análisis del discurso se ha abordado desde diferentes ciencias, estas han utilizado sus
métodos para afrontar el tratamiento del texto. Así, un enfoque lingüístico del análisis del discurso
analiza el texto desde su composición estilística, el tema, los conectores, la coherencia y la
cohesión, entre otros. En este enfoque destacan autores tales como van Dijk y Halliday, por solo
mencionar los más conocidos.
Un enfoque más antropológico y social aborda el texto desde el llamado análisis de la conversación
que no se limita solo a la estructura y estrategia de la conversación cotidiana, sino que ha
incursionado también en las interacciones que se producen en las instituciones sociales y
organizaciones productivas y de servicio. Aquí destacan Hymes, Gumpers y Levinson.
Con el auge de la psicología cognitiva, el análisis del discurso se vuelve más hacia los procesos
mentales de la producción, la comprensión, la memorización y la recuperación del discurso
reconociendo el papel importante que juega el conocimiento sociocultural en la interacción . Los
trabajos de van Dijk son importantes aportes al estudio del discurso desde el mecanismo de su
producción mental.
La tendencia crítica del análisis del discurso considera al lenguaje como una forma de práctica
social en la cual se ponen de manifiesto las estructuras de poder político y dominación. Destacan
Fowler, van Dijk, Pecheux, y clásicos como Gramsci, Althusser, Habermas, Foucault, Bourdieu.
En la investigación social o sociocultural, como le llama Díaz-Barriga, 2007, una de las
aproximaciones metodológicas que se aprecian en ella, es precisamente el análisis del discurso
educativo. Visto este desde dos perspectivas: una que está centrada en el estudio de la estructura y
procesos del discurso educativo y otra que se enfoca en el estudio del discurso como evidencia de
los procesos sociales, cognitivos y culturales.
En este trabajo se presenta el ámbito de la investigación educativa relacionada con el currículo y la
formación profesional en México en los últimos 30 años. En este panorama se darán a conocer las
evidencias del proceso de formación profesional como una manifestación socio-cognitivo-cultural
que han marcado al discurso científico en esta área, así como el estado actual en esta línea de
investigación.
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El discurso científico de la formación profesional en México
El término de formación profesional se usa en México para designar dos campos: uno, relacionado
con la educación técnica que prepara a los jóvenes para una actividad laboral productiva y otro
relacionado con la formación de profesionales a nivel de educación superior (Barrón e Yzunsa,
2003).
El contenido de las investigaciones en este campo comenzó a tener más fuerza a partir de la
década de los 80. El discurso científico estaba encaminado en ese entonces a la problemática de la
formación profesional y búsqueda de modelos curriculares para lograrlo. Los resultados de las
investigaciones iban dirigidos a los temas de evaluación y reestructuración de planes y programas
de estudio, haciendo énfasis en los contenidos curriculares. También destacaron estudios sobre las
prácticas laborales y el mercado ocupacional, el estudio de los procesos de aprendizaje y la
apropiación de contenidos curriculares y habilidades profesionales en el estudiante de educación
superior (Diaz-Barriga, 1995).
Si se analiza el contenido de los trabajos científicos producidos en esta década a la luz del contexto
en el cual fueron producidos, se puede observar que el discurso científico está orientado a partir de
la situación social en la cual se produce. Hay que recordar que en los 80 las decisiones curriculares
se toman teniendo como referencia los avances disciplinares y las exigencias del mercado de
trabajo nacional y eso se ve reflejado en un discurso científico basado en los conceptos de
pertinencia y factibilidad, estudio de mercado laboral nacional, con base en la teoría del capital
humano, y en un diseño curricular apoyado en el desarrollo de habilidades profesionales en el
estudiante, con un amplio enfoque constructivista.
Leer los trabajos científicos sobre investigación curricular y formación profesional de los 80 y
también sus más avanzados intentos a finales de los 70, permite, a partir del enfoque teórico de la
sociología de las profesiones, comprender un discurso en el cual se está planteando la necesidad
de ubicar el surgimiento y desarrollo de las profesiones, la estructura ocupacional, las formas
gremiales de producción como un basamento para el diseño curricular. En México esta línea de
investigación no ha continuado fortaleciéndose, y aunque se han hecho varios estudios de
profesiones (en salud, educación, enfermería) según apuntan Barrón, 2000, Fernández, 2001 y
Cárdenas, 2002, aún quedan pendientes muchos estudios por realizar (Hualde, 2000).
No obstante se han podido sistematizar los temas que pueden ser objeto de análisis del discurso
científico en el área de la sociología de las profesiones, destacándose los enfoques que van desde
una visión generalista y humanista-espiritualista del desarrollo individual, (1930-1950), pasando por
la tecnocrática que demanda la incorporación de contenidos científicos en el currículo (1950-1970),
la técnico-científica que da mayor importancia a la formación profesional que al contexto político y
cultural donde se desarrolla (1970-1980), hasta llegar a la técnico-productivista que responde a
políticas educativas de corte neoliberal y de la pedagogía pragmática basada en competencias
(1980-2010).
En los últimos 10-15 años el discurso en materia de investigación e innovación curricular
relacionado con las profesiones ha estado marcado por los principios de eficiencia, eficacia y
calidad. La entrada de México en el TLC como parte de los procesos neoliberales y globalizadores a
nivel mundial, ha hecho que el discurso científico se oriente hacia planteamientos relacionados con
la pertinencia de la formación en relación con las condiciones políticas y económicas actuales, con
el desarrollo de mercados ocupacionales cada vez más competitivos, el uso de TIC en el procesos
de aprendizaje y con las tendencias educativas determinadas por los organismos internacionales.
Procesos de certificación de egresados y acreditación de programas han sido objeto de estudio
sobre profesiones (Díaz-Barriga, 1995). Con la reforma integral de educación a partir de la década
del 2000, el enfoque por competencias comienza a atravesar el discurso en la investigación
curricular en todos los niveles de enseñanza. Y la educación superior no es una excepción, aunque
como veremos más adelante, no hay uniformidad en los diseños y enfoques curriculares a nivel
universitario.
A partir de la década del 90 y hasta la actualidad el discurso científico en la investigación curricular
para la formación profesional se perfila y define a partir de condicionamientos externos venidos
desde los organismos internacionales que definen la política educativa del país y que exigen un
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cambio de paradigma educacional que choca muchas veces con la tradición cultural y social donde
se deben producir esos cambios e incluso con la práctica de enfoques metodológicos en
investigación educativa que no responden a la exigencia actual marcada.
La orientación de los currículos universitarios ante los retos del siglo XXI. Presentación del
discurso científico en las investigaciones educativas en México
En correspondencia con las transformaciones que han venido ocurriendo en la estructura de las
ocupaciones y de las profesiones, el Centro de Estudios de Educación Superior de la Universidad
Nacional Autónoma de México (CESU-UNAM) realizó un proyecto de investigación en 2002 que dio
como resultado el estado del arte de las investigaciones en el área de la formación profesional
universitaria, específicamente, en lo referido al diseño del currículo.
A nivel de tesis de maestría y doctorado, señala el informe de investigación, se ha dedicado el 75%
de las mismas al tema de formación de profesionales en el área de ciencias de la salud, biológica y
ciencias agropecuarias. Otros tres campos son objeto de análisis: los de Pedagogía, Ciencias de la
Educación y Arquitectura.
Haciendo un análisis de contenido, se puede apreciar que el discurso científico ha estado dirigido a:
• Retos futuros de la producción y el desarrollo rural en México y su relación con un modelo de
formación que responda a los mismos (Calderón , 1993).
• Pertinencia y calidad de la formación del sistema de educación agrícola superior (Zepeda,
2000).
• Enfoque multidisciplinario para la definición del perfil de egreso del profesional de ciencias
agrícolas (Ysunza, 2001).
• Formación y práctica profesional del licenciado en nutrición (Coronel, 1998).
• Formación y desempeño profesional de los egresados de la escuela médico-militar (Martínez,
2002, en Barriga, 2003).
• Selección y organización de contenidos de enseñanza y el campo laboral del biólogo (Matus,
2000, en Barriga, 2003).
• Propuesta metodológica para el análisis de contenidos curriculares en Pedagogía (Barrón,
2000).
• Integración interdisciplinaria en Arquitectura (Teracena, 1999).
En cuanto a la formación de profesionales, Díaz-Barriga, 2003 hace una sistematización de los
modelos curriculares que conviven en la actualidad en las universidades mexicanas. Se distinguen
los siguientes:
• Formación por competencias. Un “nuevo” paradigma que surge para dar respuesta a la
formación tecnológica, la globalización, las nuevas formas de producción y los mercados
emergentes. El análisis del discurso en la producción científica permite visualizar conceptos
tales como competencias genéricas, específicas, para la vida, para la convivencia, para la
resolución de problemas. Se trabaja en la conceptualización del término competencia y se
llegan a tener posiciones polémicas en cuanto a si se puede considerar como un modelo
curricular o se trata de una forma de problematizar el tema de la formación profesional.
• Orientación hacia la práctica o modelo in-service. Los planteamientos científicos van orientados
hacia la búsqueda de una fundamentación curricular que permita que la formación universitaria
garantice una confrontación permanente entre las maneras de pensar y actuar a la luz de las
teorías académicas y los modos profesionales de pensar y resolver problemas en el mundo
laboral. El discurso científico en los trabajos de investigación consultados se desarrolla en el
campo de la ingeniería, fundamentalmente, debido a que en los últimos 20 años en México se
dio prioridad a la creación de institutos tecnológicos tanto federales como estatales, buscando
así ampliar la oferta educativa para atender las demandas del sector productivo y de servicios
de cada región. Las conceptualizaciones curriculares van orientadas hacia cómo organizar el
componente laboral, el servicio social, las prácticas preprofesionales, la residencia profesional,
de manera que el discurso que se analiza está implicado en buscar estrategias didácticas y
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curriculares que permitan al estudiante incorporarse durante su proceso de formación a los
sectores productivos bien para realizar prácticas laborales o para un proyecto de trabajo
profesional con cotutorías universitaria y externa.
• Formación basada en la resolución de problemas. Es un modelo curricular que se sustenta en
la exploración de un problema específico previamente determinado, el cual se aborda en grupo.
Los miembros del grupo descubrirán que su conocimiento colectivo es deficiente y se darán a la
tarea de buscarle solución fuera del grupo. Haciendo un análisis de la producción científica
sobre este modelo se encontraron ejemplos en las carreras de medicina e ingeniería industrial.
El discurso se orienta hacia el tratamiento del trabajo grupal en la formación profesional.
• Sistema modular. Es un modelo curricular que investiga y propone una formación profesional
basada en la integración de la docencia, la investigación y el servicio, integrar la visón del
mundo desde las ciencias sociales y naturales, orientar la formación hacia la solución de
problemas nacionales, promover el servicio comunitario, suscitar una actitud crítica, de trabajo
en grupo e independiente y fomentar el compromiso social. No se encuentran muchos trabajos
de investigación sobre este modelo que se ha implementado en pocas universidades, por
ejemplo en las carreras de Veterinaria y Psicología de UNAM- Xochimilco.
• Interdisciplinariedad. Los debates epistemológicos y didácticos apuntan hacia la necesidad de
una enseñanza y aprendizaje por disciplinas no segmentadas. Se han realizado investigaciones
en carreras de Mecatrónica, Biónica y Telemática del IPN y en el modelo educativo de la
Universidad de Guadalajara.
• Programas tutoriales. Se ha trabajado mucho el discurso científico alrededor de la tutoría vista
como un movimiento de cambio que podría reforzar los programas de apoyo integral a los
estudiantes en el campo académico, cultural y de desarrollo humano. Se ha trabajado en la
conceptualización del término y se llega a asumir más o menos de forma generalizada que el
programa tutorial es una propuesta de formación que reconoce diversos escenarios que
permiten el desarrollo de un plan de intervención organizado y sistematizado que le permita al
alumno desarrollar una visión realista y exitosa de sus funciones. Aquí destacan los trabajos
realizados en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla (BUAP) y la Universidad Autónoma de Baja California( UABC). El discurso
científico va orientado hacia temas relacionados con deserción escolar, abandono de estudios,
rezago y baja eficiencia terminal.
• Modelo del profesional reflexivo. Muy influenciado por la didáctica crítica, se maneja la triada
acción-reflexión-acción transformadora. Un análisis de contenido de trabajos de investigación
permiten elicitar conceptos y planteamientos sobre el practicum en dos momentos: lograr la
reflexión en la acción por parte del alumno y un diálogo entre alumno y tutor para alcanzar la
reflexión recíproca. Destacan trabajos sobre la formación docente (a nivel de posgrado,
fundamentalmente) y sobre las licenciaturas en Arquitectura y Psicología de la UNAM.
• Formación mediante ejes transversales. Incluye “contendidos culturales relevantes y valiosos,
necesarios para la vida y la convivencia, que configuran el modelo de ciudadano que demanda
la sociedad, a través de una educación en valores que permita a los alumnos sensibilizarse y
posicionarse ante los problemas, enjuiciarlos críticamente y actuar con un compromiso
libremente asumido” (Martínez, 1995). Aquí el discurso científico trabaja el elemento de los ejes
vertebradores que contribuyen a organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. El concepto
de transversalidad se trabaja profundamente ya que recorre e impregna todo el currículo sin
ubicación en tiempo y espacio, puede actuar como eje organizador de los contenidos
disciplinares, tratando temas abiertos y flexibles sobre educación ambiental y desarrollo
sustentable, como es el caso de las carreras de ingeniería del IPN y Lic. en Biología de la
Universidad Veracruzana.
• La incorporación de los valores en la formación profesional. Destacan trabajos de investigación
en los cuales el discurso científico se orienta hacia la estructuración de un currículo
universitario que promueve valores cívicos y éticos, derechos humanos, así como
competencias intelectuales necesarias para hacer frente a desafíos importantes como la paz, el
desarrollo sustentable, la cooperación internacional basada en el respeto, la democracia y la
valorización cultural. Se identifican trabajos que elaboran propuestas que atañen a la formación
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social de los profesionales a partir de su vinculación con las comunidades, como parte del
proyecto institucional, a través del servicio social, las prácticas profesionales o del trabajo de
campo con la intención de realizar un proyecto comunitario o de ofrecer asesoría técnica o
capacitación. Estos trabajos se han realizado en la Universidad Iberoamericana (UIA).
Conclusiones
En este trabajo se ha presentado el resultado de la revisión bibliográfica realizada en relación con
las perspectivas y tendencias de la formación profesional y el discurso científico que la acompaña
en la investigación educativa en México.
Puede apreciarse que hay un planteamiento orientado a modelos de formación profesional y su
correspondencia con propuestas, enfoques o tendencias curriculares. Me refiero a la característica
que se advierte en relación a que un modelo de formación puede tener incluidos elementos de dos o
varias tendencias. Se pueden encontrar rasgos predominantes de uno u otro modelo, así como la
combinación de varios. Las que más se armonizan son el enfoque basado en competencias con el
de solución de problemas y orientación a la práctica con algunos rasgos del tutorial.
Entonces, ante esta diversidad de enfoques que apuntan hacia la ausencia de un modelo unificado
de formación profesional, el discurso científico de la investigación educativa en México en el área
del diseño del currículo, presenta fuertes rasgos en cuanto a diversidad conceptual, epistemológica
y didáctica, lo que indica que se está construyendo todavía un saber curricular relacionado con la
formación profesional universitaria. La producción científica está concentrada en algunas
universidades con tradición investigativa y se advierte la necesidad de foros, encuentros y debates
en torno a esta problemática. Los congresos del Consejo Mexicano de Investigación Educativa
(COMIE) han sido un espacio para fomentar la investigación en esta área.
Los estudios sobre análisis del discurso siguen teniendo relevancia e importancia en la
investigación socio-educativa por lo que foros de esta naturaleza siempre serán bien recibidos y
aportarán contribuciones importantes.
Referencias
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BARRÓN, C. (2000) La educación basada en competencias en el marco de los procesos de
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TERACENA, E. (1999). La integración disciplinaria en el taller de arquitectura en el plan de estudios.
Tesis de maestría, Facultad de Arquitectura. UNAM, México.
YSUNZA, M. (2002). Una estrategia metodológica para la construcción del perfil de egreso para la
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Ingeniero Agrónomo. Tesis de doctorado en Ciencias Pedagógicas, Universidad de La
Habana, Cuba.
ZEPEDA del Valle, J. M. 2000. La Educación Agrícola Superior en México: Una propuesta frente a
los desafíos del siglo XXI. Tesis Doctoral, Universidad de La Habana, Cuba.

sábado, 11 de mayo de 2013

Introducción al análisis del discurso


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Introducción al análisis del discurso
Vicente Manzano – 2005
Qué es discurso
Existe una gran cantidad de términos que se confunden con discurso: debate,
consejo, negociación, exposición, texto, argumentación, retórica, diálogo,
monólogo, miting, etc. Lo que vamos a entender por discurso tiene un origen
lingüístico, pero se extiende más allá, llegando a un significado muy amplio y, a
la vez, operativo y poderoso, tanto para entender lo que ocurre como para
intervenir en ello.
Hay dos aspectos, relacionados con la naturaleza humana, que ayudan a
nuestro cometido de entender qué cosa es esa del discurso: las personas
somos seres sociales y lingüísticos. Para entendernos como personas
necesitamos tener en cuenta que nacemos y nos hacemos en sociedad, de la
que tomamos conocimientos, pensamientos, formas de estructurar lo que nos
rodea, hábitos, moral, cultura... y lenguaje. Éste no es un compartimiento
estanco, sino que está confundido con todo lo demás. El lenguaje (de las
palabras, de los gestos, de los símbolos más diversos...) estructura el
pensamiento, permite la comunicación, otorga significado a lo que ocurre... y
también absorbe cuanto ocurre, mutando continuamente. Las personas hemos
nacido y nos comportamos en este entorno complejo y simbólico.
Al unir el lenguaje (en su sentido amplio, que incluye toda gestión de símbolos
más allá de las palabras) con la vida en sociedad, obtenemos los discursos.
Éstos constituyen unidades con significado completo. Un discurso es más que
una colección de frases. Incluye, como veremos, ideología, cultura, contexto
complejo. Los discursos son compendios que transmiten significados y
proponen comportamientos sobre asuntos que pueden ser muy específicos o
muy generales. Cada vez escuchamos más expresiones como “el discurso de
los medios” “el discurso de la derecha” “el discurso del mercado”, etc. Y no es
que estos agentes tomen un micrófono ante las cámaras y lean un texto
escrito.
Un discurso puede ser desde eso, un texto breve escrito, hasta una amplia
colección de películas, libros y leyes, por ejemplo. Es como si alguien que
piensa de un modo definido creara muchas películas, muchos libros y muchas
leyes desde su visión particular del mundo, su propia ideología, su forma de
entender las cosas, sus objetivos, su versión de lo bueno y lo malo, etc. No es
una persona concreta quien se encuentra tras esos discursos, sino muchos
agentes que comparten esos mismos elementos y que trabajan, muchas veces,
sin ser conscientes del discurso que elaboran, mantienen y propagan.
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De hecho, en la práctica, aplicamos el término “discurso” tanto en su versión
amplia como reducida. Un discurso es tanto esa colección de acciones
unificantes o uniformadoras con respecto a una forma concreta (que puede ser
muy compleja) de entender las cosas y de actuar con respecto a ellas, como
cada una de las unidades más concretas, pero con sentido completo, que se
elaboran desde esa versión amplia. En este segundo sentido, un libro concreto
de ese “paquete amplio” es un discurso, como lo son unas declaraciones de un
líder político en una rueda de prensa o una lección de un profesor en una clase
universitaria.
Un ejemplo de la versión amplia es el discurso belicista. En éste se pueden
identificar muchos elementos, incluyendo las argumentaciones que sostienen
una intervención armada en nombre de principios universales como la justicia o
la libertad; pueden identificarse agentes como las entidades responsables de
llevar la misión a cabo (como el ejército de un país concreto); se identifica el
reparto de papeles en el escenario: quiénes son los buenos y quiénes los
malos, por ejemplo; etc. El discurso belicista se observa en declaraciones de
líderes ante los medios, en libros, en foros de discusión, en conferencias... Se
puede analizar el discurso de una película concreta o un cuento para niños1
concreto y observar que se tratan de ejemplos particulares insertos en el marco
amplio del discurso belicista.
El análisis del discurso es un campo de estudio muy complejo y
necesariamente multidisciplinar. Surge históricamente de varios frentes,
especialmente en el seno de la lingüística, cuando se desea seguir avanzando
en la comprensión del lenguaje (de los fonemas a las palabras, de éstas a las
frases, de éstas a las composiciones, de éstos a los textos completos). Pero
pronto se observan iniciativas desde la antropología, la etnografía, la
psicología, la sociología, la historia... Son muchos los aspectos relevantes en
un discurso que competen a disciplinas que tradicionalmente han trabajado por
separado.
Hoy en día, el análisis del discurso se encuentra en plena fase de expansión.
No existe un paradigma dominante. Se trata de un campo de estudio que sigue
cobrando forma con rapidez y que se aplica a todo tipo de contextos. Si bien
coexiste una perspectiva muy lingüística, que pretende un análisis aséptico de
los discursos, es muy habitual que los analistas se conciban como agentes de
cambio, es decir, como personas que tienen la responsabilidad de denunciar
los efectos de los discursos, de hacer explícitos sus componentes, de dar a
conocer cómo nuestra construcción de la realidad está fuertemente
mediatizada por los discursos que recibimos y habitualmente mantenemos y
repetimos. Los discursos constituyen tal vez la herramienta más persuasiva
para conseguir modelar actitudes, es decir, formas de pensar, sentir y actuar.
Teniendo el poder de dar forma y transmitir los discursos, se posee también la
oportunidad de construir realidad.
1 Los cuentos infantiles, de hecho, constituyen unos de los procedimientos habituales de
propagación de la ideología machista (Turín, 1995).
3 de 29
En qué consiste el análisis del discurso
Para analizar un discurso es necesario, obviamente, identificarlo primero. Esta
tarea es dinámica. Si hablamos del discurso de una unidad muy concreta
(como una sesión de clase o una comparecencia de un político ante los
medios), la tarea parece más fácil. Pero hay que considerar que esa unidad se
genera desde un todo más amplio e identificarlo es una tarea no inmediata.
Analizando varias unidades concretas, el discurso en sentido amplio va
aflorando con nitidez, tomando forma y mostrándose cada vez con mayor
claridad en toda su complejidad.
Como el discurso genera realidad, analizarlo implica descubrir no sólo sus
elementos característicos, sino su funcionamiento, es decir, cómo consigue
construir realidad y esa en concreto.
Por tanto, analizar el discurso implica:
1. Identificar los componentes que rodean al discurso, que hacen
comprensible su contenido, su cometido y su efecto:
a. Contexto (físico, psicológico, político, cultural...)
b. Asunto o tema (explícito e implícito)
c. Los agentes y los pacientes implicados (quien lo genera, para
quién, sobre quién, qué relaciones de poder alimentan)
d. Productos (qué materiales se están generando desde ese
discurso, con qué funciones, mediante qué canales)
2. Entrar en su contenido denso:
a. Ideología (valores, actitudes, visión del mundo...)
b. Recursos lingüísticos (expresiones, metáforas...)
c. Argumentaciones (lógica, heurísticas, recursos...)
d. Técnicas de persuasión empleadas.
e. Propuestas de acción implícitas y explícitas.
f. Estrategias de apoyo y legitimación (datos, expertos, tradición...)
3. Generar un modelo completo sobre el discurso, que considere la
relación entre todos los elementos analizados, su génesis, su expresión
y sus consecuencias.
En el llamado análisis crítico del discurso, hay más que los puntos anteriores,
puesto que el analista se plantea seriamente qué se puede hacer para
enfrentarse al discurso como herramienta de poder, cómo intervenir. El objetivo
del análisis crítico del discurso es asumir una posición con el fin de descubrir,
desmitificar y, al mismo tiempo, “desafiar” una posición o dominación mediante
un análisis crítico del discurso opuesto. Así, en lugar de centrarse en la
disciplina y sus teorías o paradigmas lo hace en la relevancia de una situación
problemática o crucial. El trabajo de un analista crítico está orientado por un
“problema” más que por un marco teórico; su análisis, su descripción de un
fenómeno como la formulación de una teoría juegan un rol en la medida que
permita una mejor comprensión crítica de la “desigualdad social” basada en,
por ejemplo, origen, género, clase, religión, lengua, u otro criterio que pueda
definir las diferencias humanas. Su fin último no es puramente científico, sino
también político y social, es decir, con tendencia al “cambio”. Es justamente en
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este sentido que la orientación social se transforma en “crítica”. Quienes se
mueven en esta senda ven el AD como una tarea moral y política con
responsabilidad académica”. (Silva, 2002: 4)
Discurso y poder
Hasta el momento han ido aflorando varios conceptos importantes en torno a
los discursos. Como hemos señalado en el punto anterior, el análisis crítico se
plantea descubrir y hacer públicas las relaciones de poder que alimentan los
discursos dominantes y suministrar armas a la población (especialmente a los
grupos más vulnerables) para conocer estos procesos y elaborar estrategias
para defenderse y actuar.
Desde ese punto de vista, es importante partir de algunos conceptos clave, sin
los que no es posible adentrarse en la realización de ningún análisis crítico.
Tales conceptos son los que siguen.
Poder
En palabras de Álvarez y Svejenova (2003:13) el poder “es el potencial de
movilizar la energía de las personas de forma que su comportamiento se
encamine a realizar aquello que queremos”.
1. La relación entre las personas puede establecerse con objetivos muy
diversos. Uno de ellos es la motivación de poder.
2. El poder es una posición de privilegio que permite definir el
comportamiento de los demás. Es potencial. Que alguien tenga poder no
significa necesariamente que lo utilice. Y aunque se puede definir el
poder en muchos términos, finalmente, el objeto terminal, lo que focaliza
la atención y da a la definición de poder sus propiedades es el control
sobre la conducta.
3. Aunque poder y uso del poder no son la misma cosa, la práctica muestra
que el poder es utilizado cuando se cuenta con esa posición de
privilegio. Incluso, algunos autores llegan a afirmar que sería poco ético
lo contrario; es más, que lo ético es precisamente utilizar el poder,
cuando se tiene, en provecho propio (Álvarez y Svejenova, 2003).
4. El control sobre la conducta puede realizarse de muchos modos, de tal
forma que las relaciones de poder han sufrido mutaciones a lo largo de
la historia.
5. La primera versión en el ejercicio del poder es el control directo sobre la
conducta, impidiendo u obligando a que se realicen determinadas
acciones, mediante una intervención física o presión psicológica.
6. Hoy sigue ejerciéndose un poder físico y directo, pero el más
característico es el psicológico e indirecto. Los valores actuales
establecen que es negativo obligar a las personas a ejecutar lo que no
quieren o impedirles realizar lo que desean. Así que el poder se ejerce
habitualmente sobre los deseos y cogniciones de tal forma que la
actuación sobre ellos permite que las personas se comporten como
disponen los agentes del poder y que lo hagan voluntariamente. El
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método principal, por tanto, ya no es la coerción2 ni la coacción3 sino la
persuasión.
7. Pero el poder más habitual no es el que tienen las personas por sus
características personales, sino por la función que desempeñan en una
organización estructurada. Las organizaciones humanas (Estados,
empresas, comunidades...) tienen una estructura que implica el reparto
de papeles. Algunos de estos papeles se definen en términos de poder.
El planeta en su conjunto está también estructurado (organizaciones de
Estados, organizaciones económicas supranacionales, estructuras
comunicativas globales, etc.) por lo que no hay límites geográficos para
el ejercicio del poder.
Persuasión
1. La persuasión es un ejercicio de poder que busca modificar la conducta
de las personas, individualmente o en grupo.
2. El objetivo último de la persuasión es, como en todo ejercicio de poder,
la conducta, pero su vía de actuación directa no es ésta, sino la “zona
interna” de las personas: sus cogniciones y afectos.
3. Una actitud es una predisposición a actuar sobre un asunto u objeto en
un sentido determinado.
4. La predisposición a actuar se explica porque la actitud está sujeta a tres
elementos constituyentes: uno comportamental (no es conducta, es
predisposición a una conducta o clase de conductas), uno afectivo (el
contenido e intensidad de las emociones que la persona posee con
respecto al objeto de la actitud) y uno cognitivo (los elementos
racionales, las creencias y las percepciones sobre el objeto de la
actitud).
5. Los componentes afectivo, cognitivo y comportamental constituyen un
cuerpo coherente. Si tuviera lugar un desequilibrio entre ellos, la persona
padecería una situación de desagrado, y tendería a solucionar el
conflicto interno modificando el componente menos costoso en cada
caso, para conseguir de nuevo el equilibrio.
6. La persuasión, por tanto, persigue un cambio de conducta actuando
sobre los componentes cognitivos (acción racional) y emocionales
(acción afectiva).
7. En la persuasión se pueden distinguir dos grandes líneas. Una, que
podríamos llamar de ciclo corto o persuasión inmediata, es la que se
ejerce para conseguir un efecto rápido. Se utiliza, por ejemplo, en
publicidad para propiciar que los consumidores adopten un
comportamiento determinado de compra. La persuasión inmediata no
puede tener grandes pretensiones: se fija en un objetivo poco ambicioso,
que afecta a elementos cognitivos, afectivos o conductuales muy
concretos y delimitados, fáciles de identificar y prever.
8. La persuasión de ciclo largo o mediata es muy compleja y afecta a la
forma con que los individuos interpretan su entorno y a sí mismos, afecta
2 Acción de reprimir o impedir, mediante fuerza física o presión psicológica, que una persona
haga algo concreto según su voluntad.
3 Acción de obligar, mediante fuerza física o presión psicológica, que alguien haga algo en
contra de su voluntad.
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a los valores, a las ideologías y a las actitudes compartidas. La
persuasión mediata actúa sobre la comunicación grupal a largo plazo,
sobre la cultura, sobre la educación, es decir, sobre las fuentes de
socialización. Las personas, en ese proceso socializante, van
empapándose de esos valores, esas ideologías o esas imágenes sobre
el entorno y uno mismo, que participan en el ejercicio de poder que
suponen las persuasiones mediatas. La colonización cultural es un claro
ejemplo.
Valores
1. Un valor es una guía estándar y duradera para la conducta. Los valores
representan la importancia que poseen unos objetos, unos hechos o
unas formas de comportarse (Garcés, 1988).
2. Los valores se forman a través del aprendizaje, especialmente durante
el proceso de socialización. Las personas construyen su sistema de
valores en su experiencia social.
3. Los valores establecen las prioridades en los comportamientos porque
se utilizan como criterio en las decisiones. Cuanta más importancia
tenga un valor, más influencia ejercerá sobre la conducta de la persona
o del grupo.
4. Lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, lo positivo y lo negativo... son
atributos que se definen mediante juicios de valor (Díaz, 2001). Las
personas y los grupos tienden a comportarse según lo que consideran
positivo, mejor o bueno (para sí mismas o para la comunidad).
5. El sistema de valores es complejo, por lo que es fácil que surjan
conflictos. Unos valores instan a realizar unas conductas y otros valores
apuntan en direcciones distintas ocasionalmente incompatibles con las
primeras. Los conflictos se resuelven gracias a que el sistema de valores
se organiza como una jerarquía, donde unos son prioritarios frente a
otros.
6. El sistema de valores de los individuos sirve también como presentación
de éstos, como elemento constituyente de su identidad. Por ello, sirve
para percibir coincidencias y divergencias entre individuos, que son
iguales o diferentes porque poseen sistemas de valores similares o
discrepantes, respectivamente.
7. Los valores participan, como elemento constituyente, en la formación de
la identidad de individuos y también de los grupos. Un grupo,
comunidad, colectivo u organización tiene unas características
definitorias que le conforman como diferente al resto de grupos, al
mismo tiempo que señala las coincidencias entre los miembros que lo
forman. Es decir, todo grupo tiene su identidad, formada a partir de las
simpatías cognitivas, afectivas y comportamentales de sus miembros.
Los valores son fundamentales, por tanto, para entender la identidad de
un grupo.
Ideología
1. La ideología es un concepto complejo que define la esencia de un grupo
consolidado.
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2. La ideología tiene competencias sobre tres objetos: el grupo como tal,
sus miembros y el entorno físico y humano (las otras personas, los otros
grupos, la civilización, la naturaleza).
3. El grupo como tal posee una misión, un papel que desempeñar y que
justifica su existencia.
4. Los miembros del grupo cuentan con un perfil concreto, medido en
buena parte en términos de valores y actitudes. La ideología establece
las condiciones para aceptar miembros y las condiciones de exclusión.
El nosotros y el ellos.
5. “Lo demás” es percibido de una forma determinada. La ideología incluye
una forma concreta de concebir el mundo.
6. El sistema de valores de la ideología establece las prioridades y las
normas de comportamiento, constituye la guía para realizar juicios
morales y justifica el establecimiento de la misión o papel trascendente
del grupo.
7. Las actitudes derivadas de la ideología, por tanto, definen las
predisposiciones conductuales de los miembros del grupo ante éste,
ante ellos y ante los demás y lo demás.
8. La ideología que define al grupo establece aspectos relacionados con la
identidad de esa comunidad, de tal forma que sus miembros se
reconocen como tales y sienten simpatía y adscripción, al mismo tiempo
que se sienten, como grupo, diferentes al resto. En la formación de esta
identidad son fundamentales los elementos mencionados: el sistema de
valores, las actitudes y la misión grupal.
9. En la medida en que la ideología define la identidad del grupo, sus
valores y sus actitudes (es decir, sus cogniciones, afectos y
predisposiciones conductuales), constituye una excelente herramienta
para ejercer el poder mediante la persuasión de ciclo largo.
10. Los líderes de los grupos, como personificaciones de la ideología,
cuentan por tanto con un elevado poder persuasivo.
Comunicación
1. La comunicación hace posible un grupo. Sin comunicación es inviable
compartir la identidad, los valores, las actitudes, la misión común...
2. La comunicación cumple varias funciones en una organización:
mantiene su estructura, permite conocerla y compartirla, es la encargada
de hacer llegar la información (datos e interpretaciones) a los miembros
de la organización y la vía de conocimiento mutuo.
3. Luego, quien controla la comunicación, tiene el máximo poder sobre la
organización (Chomsky y Ramonet, 2001), pues puede actuar sobre la
percepción de los miembros, sobre su conocimiento (elaborado a partir
de la información), sobre sus afectos (conociendo la relación de éstos
con los datos y las interpretaciones) y, por lo tanto, sobre su conducta.
4. La comunicación se establece habitualmente de manera ordenada y
estructurada en un compuesto con sentido que llamamos discurso
(Fernández García, 2003).
5. Analizando el discurso que se realiza desde un grupo (mediante sus
representantes o líderes, bien sean políticos o intelectuales), puede
obtenerse información sobre los valores que lo definen, su identidad, su
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papel global... es decir, su ideología, además de la forma estructural que
defiende.
La persuasión no puede ejercerse directamente sobre los valores, es decir, no
puede plantearse modificar el sistema de valores de las personas o los grupos,
puesto que son elementos muy resistentes al cambio. Pero la persuasión
puede ser muy efectiva si se conocen esos sistemas de valores, si se sabe qué
guías utilizan las personas o los grupos para tomar decisiones sobre sus
acciones u omisiones. Por ello, la persuasión actúa mediante la comunicación,
organizando el discurso de tal forma que se define su contenido, su estructura
y su cuerpo expresivo para utilizar el sistema de valores de las personas,
modificando los elementos cognitivos o afectivos más fáciles de llevar hacia un
cambio conductual.
En el ejercicio del poder, por tanto, quienes ocupan su posición de privilegio en
la estructura organizacional, pueden plantearse objetivos a corto plazo
mediante la persuasión inmediata. Pero también pueden definir vías de
actuación a largo plazo utilizando la persuasión de ciclo largo. Ésta es tanto
más efectiva cuanto más vías de comunicación son acaparadas: líderes
políticos, medios de comunicación, publicaciones, agencias de noticias... En la
medida en que las personas van recibiendo información coherente sobre su
entorno (es decir, conforme más vías de comunicación son gestionadas por el
mismo poder) más fácilmente modifican y dan forma a sus valores, su ideología
y sus actitudes, es decir, a todo aquello que permitirá explicar por qué tomamos
las decisiones que tomamos y nos comportamos como nos comportamos.
Dado que el sistema de valores sirve de guía para juzgar los acontecimientos
del entorno y, por tanto, a los responsables de esos acontecimientos, las
personas deciden la credibilidad de las fuentes en función de su propia
ideología. Alguien, por ejemplo, que se conciba a sí misma como una persona
de izquierdas, tenderá a conversar con gente de izquierdas, leer prensa de
izquierdas, escuchar radio de izquierdas y ver televisión de izquierdas. Esta
selección de fuentes de comunicación genera mayor intensidad en el sistema
de valores, en las actitudes y percepciones, estrechando los nexos de identidad
con el resto de las personas que también deciden seleccionar esas fuentes. Es
decir, hablamos de un círculo vicioso donde la comunicación selectiva socializa
y genera ideología, y ésta estimula a los miembros a seleccionar las fuentes de
comunicación (Cavazza, 1999). Toda actuación del poder para intervenir en
este círculo será bien recibida si es ideológicamente acorde. No obstante, será
mal recibida, a corto plazo, si es incompatible. Sin embargo, mediante la
persuasión de ciclo largo, los agentes de poder pueden plantearse romper el
círculo vicioso y crear o alimentar otros.
Una película, un libro, un informativo televisado... no cambian el sistema de
valores de un individuo. Pero un conjunto de películas, un hábito de consumo
de cine coherente con el bombardeo ideológico de otras vías de comunicación
(como las lecturas, los informativos televisados o los discursos políticos) sí
pueden tener un efecto sensible sobre el sistema de valores de los individuos y
su identidad ideológica, muy especialmente cuando no existía antes un fuerte
marco ideológico que realice la función de muro de defensa.
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Componentes que rodean al discurso
El contexto
El discurso tiene lugar en un contexto muy concreto que lo hace comprensible.
Hablamos de elementos:
• Temporal. Vivimos en un momento histórico determinado. Es importante
conocer los puntos clave de cada época para analizar los discursos en el
contexto donde tuvieron lugar. Así, por ejemplo, nuestra sociedad actual
se encuentra saturada de información, pero el conocimiento es limitado y
se construye cada vez más en función del mercado. Éste ha invadido
muchas esferas de la vida cotidiana. Los valores imperantes están
definidos por la tradición ética (libertad, justicia, solidaridad, igualdad), y
cada vez más por el mercado (oportunidad, eficiencia, crecimiento,
movilidad, éxito, riqueza...). Se dice que vivimos en la post-modernidad,
una época caracterizada por el materialismo (ansia de posesión de
bienes materiales) y el individualismo (egocentrismo e incapacidad para
la alteridad). Pero también se observa una clara efervescencia de
movimientos sociales, que canalizan el descontento de muchas
personas frente a estos patrones de la post-modernidad, frente a las
directrices políticas y frente al protagonismo del mercado ante otros
problemas, como las injusticias, el hambre, la educación, la paz, etc. Es
una época donde las comunicaciones se han revolucionado y permiten
muchas dimensiones de interacción, aunque las noticias son generadas
por muy pocas agencias en todo el mundo. En función de cuál es el
motivo del discurso, la misión del grupo ideológico, etc. unos aspectos
del momento histórico serán más relevantes que otros. En el discurso
belicista, por ejemplo, es importante destacar todos los acontecimientos
relevantes que están teniendo lugar con respecto a guerras, seguridad,
terrorismo, intervenciones armadas, etc.
• Geográfico. Junto con el elemento “tiempo”, el “lugar” completa las
características físicas del contexto. Como es obvio, el lugar en el que se
desenvuelve el discurso es fundamental. Algunos tienen por objetivo
todo el planeta, pero muchos se circunscriben a un área mucho más
reducida. El discurso de un líder político en un municipio se entenderá
mejor si se comprenden las características de la zona, aunque éstas
serán también insuficientes si no se cuenta con una visión más amplia,
puesto que todo discurso local absorbe y hace suyos componentes que
provienen de otros discursos más amplios. Así, por ejemplo, en las
afirmaciones que realiza el líder de un grupo político candidato a la
alcaldía, se observarán elementos presentes en otros ámbitos, como
alusiones a la generación de riqueza, a la seguridad, al aumento de
efectivos policiales... Se dará la circunstancia, incluso, en que el líder
local prometa resolver problemas que no existen en su entorno concreto,
pero que aparecen frecuentemente en los medios de comunicación de
mayor escala. Tiempo y lugar coexisten con los demás elementos en el
estudio de contexto.
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• Sociocultural. El momento y el lugar apuntan a un contexto social y
cultural concreto. Es importante conocer los conflictos sociales, las
reivindicaciones de los diferentes grupos, las relaciones de poder y
oportunidad que se establecen, los problemas que propagan los medios
de comunicación, los líderes ideológicos que dirigen las situaciones... El
contexto social es fundamental para entender los discursos, puesto que
éstos no sólo se generan en su seno, sino que se crean con la intención
de provocar cambios sociales o de resistirse a ellos, manteniendo el
estatus social del grupo. En cada momento y lugar existen determinadas
instituciones sociales con mayor poder sobre las demás, o colisiones
entre ellas. En unas pueden ser estructuras religiosas, en otras serán
políticas, en otras económicas, etc. Es importante acceder o construir un
mapa satisfactorio del contexto social, con las fuerzas que lo definen y
los canales que utilizan. Es una tarea difícil, por lo que aunque es
importante contar con una visión de conjunto, terminaremos ciñéndonos
a los aspectos específicos más ligados al motivo del discurso que
estamos analizando.
• Psicológico. Decíamos que nos encontramos en la época denominada
post-modernidad, con unos valores concretos. Estas circunstancias
ayudan a entender el comportamiento individual. Cuando se pone en
marcha una campaña de publicidad, por ejemplo, no se está pensando
en grupos sociales, sino en individuos concretos. Se apunta a los
segmentos de la población, pero se desea llegar a cada persona, puesto
que las personas son las unidades básicas de consumo. Es importante
conocer cómo se toman las decisiones individuales, la dinámica de los
sistemas de valores y de los procesos de aprendizaje. Por esta razón, el
análisis del discurso es una tarea multidisciplinar, ya que requiere el
trabajo de profesionales de diferentes áreas de especialización. Los
discursos, como las campañas, suponen una forma de comportarse
concreta y así se diseñan las metáforas, los recursos lingüísticos, las
argumentaciones, etc. Sabiendo, por ejemplo, que las personas de un
contexto determinado suelen ser pacifistas, y teniendo como objetivo
conseguir su apoyo para entrar en una guerra, se acude a la denuncia
de graves injusticias, de aberraciones que ayudan a ver al enemigo que
se está construyendo como algo no-humano que atenta contra los
valores humanos. Esta estrategia suele tener siempre éxito. Incluso, aún
cuando la construcción sea inventada por completo, una vez conseguido
el favor de los individuos, éstos son persistentes en su actitud, aún
cuando los argumentos que se utilizaron para generar el cambio
actitudinal inicial terminen descubriéndose falsos. Si no conocemos
estos mecanismos, se nos pasarán por alto muchos elementos
contenidos en los discursos.
En ocasiones, el discurso mezcla lugares, tiempos, culturas. Esta mezcolanza
tiene una función concreta. Siempre hay un lugar, tiempo y cultura de
referencia y los demás elementos se utilizan como contraste o como apoyo o
como medio para remarcar el carácter inferior, rudimentario, retrógrado o
incompatible de “los otros”. La película Van Helsing, por ejemplo, está
ambientada a finales del siglo XIX, pero tal circunstancia es lo de menos. Hace
referencia al personaje de Drácula y a su relación histórica con Vlad el
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Empalador, en una época (siglo XV) de hegemonía del imperio otomano. El
héroe del film se pasea por Europa y termina la acción en los Cárpatos, en
Transilvania, lugar de choque histórico entre la Cristiandad y el Islam. Las
referencias geográficas y temporales enlazan con la percepción de los
acontecimientos internacionales en términos de “choque de civilizaciones”,
según la teoría extendida por Samuel Huttintong. El análisis del discurso de la
película (aparentemente insulsa y sin más pretensiones que entretener al
espectador con acción) descubre muchos componentes de la ideología
dominante en estos momentos, incluyendo el papel hegemónico de EEUU y su
relación con Europa. Para descubrirlo, es necesario conocer el contexto, lo que
obliga al analista a leer la novela original de Bram Stoker (tras la que
descubrirá que no tiene nada que ver) y a visionar otras versiones anteriores
del cine en torno al personaje de Drácula. Deberá repasar la historia y conocer
el lugar. La película muestra otros personajes de ficción, estructuras religiosas,
etc. Toda esta información debe ser investigada, como elementos clave del
contexto, antes de continuar con el análisis del discurso en el que participa.
El asunto
¿De qué va el discurso? ¿Qué tema aborda?
La objetividad es difícil de identificar y aislar. En la práctica, llamamos
“objetividad” a la “subjetividad compartida”. Nos ponemos de acuerdo acerca
de unos aspectos y los dejamos sentados como dogmas sobre los que se
construye el resto. En este sentido, hay que saber extraer con objetividad el
asunto o tema del que trata el discurso. Tal vez aborde un acontecimiento
histórico. Ello obliga a investigarlo y conocerlo. Tal vez trate sobre otras
personas o culturas, lo que nos lleva a saber más sobre ellas. Quizá se centre
en justificar una acción, por lo que tendremos que implicar un tiempo y un
esfuerzo en conocer qué pasó exactamente.
Pongamos por caso el discurso conservador sobre la inmigración. Se trata de
un marco que genera intervenciones de políticos, noticias en la prensa, libros...
y que tiene efecto muy visible en la población, mediante la definición de
actitudes, adquisición de un vocabulario concreto, respuestas a los barómetros
de opinión, etc. Para analizar ese discurso es necesario detenerse a conocer el
fenómeno inmigratorio. De qué se está hablando, cuál es su dimensión
(cuántas personas vienen realmente), cuáles sus características (de dónde, en
qué condiciones, con qué objetivos), cuáles sus efectos (qué consecuencias se
derivan, distinguiendo los aspectos más objetivos de los que se refieren a los
efectos perceptivos, emotivos o actitudinales en la población autóctona), cuáles
sus orígenes (por qué vienen, en qué condiciones se encuentran sus países de
origen y su estatus en ellos), etc. Es importante conocer la legislación vigente
sobre inmigración y comprobar mediante fuentes de datos, las afirmaciones
que se realizan en el discurso sobre este tema.
Dentro del asunto se pueden identificar, a su vez, otros elementos. Así, lo
frecuente es que el discurso denuncie un hecho (o conjunto de hechos, o una
situación), pero también que lo justifique, generalmente echando la culpa al
enemigo, a las propias víctimas de la situación o a los contrincantes ideológicos
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(en cualquier caso, “los otros”). Así mismo, se suelen proponer medidas. Todos
estos aspectos deben ser investigados: de qué va el tema, cómo se justifica,
qué papel se le asigna al grupo ideológico, qué pronósticos se realizan, qué
medidas se proponen, en qué aspectos se centran las críticas, qué se presenta
como positivo y qué como negativo. Identificados los elementos clave del tema,
tal y como se exponen en el discurso, el analista debe embarcarse en una
tarea de investigación, para aislar lo cierto de lo falso, lo claro de lo difuso, lo
concreto de lo vago, etc.
Si desconocemos el asunto sobre el que versa el discurso, el análisis está
condenado al fracaso y se quedaría en un mero comentario lingüístico,
centrado en los recursos de la expresión.
Agentes y pacientes
¿Quiénes están tras el discurso? ¿A quiénes va dirigido?
El discurso lo defiende públicamente una persona, una institución u otra
instancia social. Pero no tiene por qué coincidir con el agente que lo genera. En
ocasiones, la distancia en varias dimensiones puede ser abismal, y los
escalones pueden ser múltiples. Imagina que debes crear un cuento. Te facilito
los componentes básicos: un niño y una niña se pierden en el bosque. Tras
varios acontecimientos, algunos de ellos muy peligrosos,, terminan saliendo
ilesos y llegando a su hogar.
Tú eres el redactor. Posiblemente quieras huir de todo marco ideológico y no
pretendes hacer de un cuento el elemento de ningún discurso, ni generar
valores, ni afectar actitudes... Te sitúas en una posición de inocencia y buenas
intenciones. Pero olvida tu objetividad. Eres un producto social y te encuentras
totalmente permeable a los elementos que te han socializado. Así, sin darte
cuenta, tu cuento reproducirá un discurso sexista: la niña estará en peligro y
llorará, pero el niño mantendrá la calma y la salvará; o la niña se quedará
esperando bajo un árbol, mientras el niño investiga o busca algo; o la niña
sentirá pánico y se refugiará en los brazos de su acompañante protector... Muy
posiblemente reproduzcas también un discurso de maldad simplista: los niños
son buenos, pero en el bosque hay algo malo, con bastante seguridad será un
personaje malvado, una persona o un animal o cosa personificados. El malo
buscará hacer daño a los niños y éstos se enfrentarán a él, venciendo
finalmente, bajo la rabia y la frustración del personaje malo, o incluso
considerando su muerte, tal vez violenta. El malo tendrá características
desagradables, como su apariencia física, su voz, su tamaño, su fuerza, su
olor...
En todo ello ¿quién es el agente?
En el contexto se encuentra parte de la respuesta, en esos sistemas de
valores, en esas actitudes que se han afianzado mediante los procesos de
socialización en esta época, lugar y entorno sociocultural concreto, con unos
individuos que se comportan también según determinados patrones generales.
Muchos discursos forman parte del imaginario colectivo, del inconsciente
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colectivo, de la forma con que las personas concebimos el entorno, lo
interpretamos y actuamos en él.
Pero nos rebelamos frente a ello o lo afianzamos, nos centramos en unos
aspectos y no en otros y elaboramos posturas diversas. No todas las personas
que viven en un mismo momento y lugar, bajo las mismas presiones sociales,
reaccionan del mismo modo. En España, por ejemplo, muchas personas
desearían exterminar a los inmigrantes, la mayoría está dispuesta a que
lleguen al país, pero bajo un estricto control, y otra muchas se indignan ante la
distinción entre autóctonos e inmigrantes y consideran que todas las personas
deben tener exactamente los mismos derechos y el mismo trato. Así pues, el
contexto no lo explica todo, aunque suministra el marco de partida.
Con todo ello, el análisis del discurso debe descubrir quiénes son:
• El agente creador, que tomará los elementos que considere del contexto
(de forma más consciente o menos) y les añadirá otros, evitará también
algunos y lo organizará en un todo argumental. Este agente será un
político, una comisión de un partido político, una institución científica,
una gran empresa, etc. La construcción del discurso, por tanto,
contendrá elementos intencionales y aspectos absorbidos del contexto
que seguirán reproduciéndose. Y será elaborado por una persona o por
un equipo de trabajo.
• El agente transmisor. Cuando el generador sea una institución de poder
y el discurso tenga una carga intencional fuerte, la selección del agente
transmisor es fundamental. En un discurso político, el líder es crucial, su
voz, su estética, su estatus, su credibilidad pública, etc. En una película,
se buscarán los intérpretes cuya imagen pública sirven mejor a los
objetivos del discurso. Si se quiere buscar el impacto mediante la
sensación de objetividad, se escogerá el formato de noticia y el discurso
será emitido en un informativo televisado. En otros contextos,
generalmente menos intencionados, más cercanos a movimientos
sociales, por ejemplo, la transmisión y la generación son menos
cuidadas y, si bien resulta fácil realizar el análisis del discurso, no hay
grandes esfuerzos en seleccionar el perfil adecuado para el agente
transmisor.
• El paciente directo. El discurso va orientado a unas personas o grupos
concretos. El vocabulario, las expresiones, el canal, la frecuencia, el
tono, la apariencia... pueden ser diseñados de forma muy dispar según
el segmento poblacional hacia el que se dirige el discurso. Puede
tratarse de los simpatizantes de un partido político en un mitin, del
público mayoritario que acude a una sala de cine, de los espectadores
habituales de un programa televisivo, de los niños y niñas de los
colegios públicos, etc. Las características del público receptor ayudan a
entender muchos aspectos del discurso. En otras ocasiones seguiremos
el camino inverso: identificando determinadas características del
discurso llegaremos a señalar el colectivo hacia el que va dirigido.
• El paciente indirecto. En muchas ocasiones, el público receptor es muy
superior al que justifica el diseño concreto del discurso. En principio,
esta circunstancia no debería importarnos. Pero hay dos justificaciones
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para que llame nuestra atención y lo incluyamos en el análisis: (1) si no
sabemos distinguir entre el destino intencionado y el real, el análisis no
suministrará los mismos resultados, y (2) es normal que el diseño
contemple ese segundo círculo, más amplio que primero, que incluye a
otros posibles receptores. Así, cuando se diseña un discurso para
escolares, con un vocabulario adecuado a ellos, se puede estar
pensando también en los padres, lo que obliga a realizar modificaciones
e incluir matices. El vocabulario y las expresiones serán accesibles para
niños, pero las argumentaciones y el orden de exposición serán
sensibles a los padres.
Es importante situar a todas las personas identificadas (agentes y pacientes)
en las escalas de poder social. ¿Cuál es el estatus de cada uno? ¿Cuál es su
capacidad de generar cambio social? ¿Cuál es su grado de acceso a los
medios? En un caso tópico, el líder político se encuentra en un estatus de
privilegio, con acceso a los medios de comunicación y a múltiples capacidades
de gestión y decisión. Su discurso irá orientado a propiciar, por ejemplo, una
alta decisión de voto hacia su formación política. En este caso, los pacientes
directos son los votantes, con poder grupal para decidir quién liderará el país
en la siguiente legislatura. El poder del líder político se implica en controlar el
poder de los votantes para orientarlo hacia donde desea.
Modos y soportes
Los recursos a los que se acude son muy diferentes según el poder de los
agentes. En un movimiento social, por ejemplo, se acudirá a argumentos,
ordenándolos en panfletos y en discursos gritados en las manifestaciones, se
luchará por tener un pequeño espacio en los medios donde insertar una cuña
de reivindicaciones que deberá ser muy estudiada y que apelará principalmente
a argumentos racionales y a causas humanitarias (a emociones). Será un
discurso directo. En una campaña política, los recursos serán
fundamentalmente emocionales, muy publicitarios, con un espectacular
despliegue de medios y se acudirá a buscar el favor preferentemente mediante
prejuicios y estereotipos, simplificando al máximo la realidad, la democracia, la
función del votante, etc. El discurso del movimiento social irá encaminado
principalmente a ir arañando adeptos, mientras que el del partido político, con
muchos más medios, pondrá en marcha procedimientos de gestión de masas.
Hay que identificar los medios disponibles en el contexto donde se desarrolla el
discurso y cuál es su repartición de audiencia, a qué segmentos llegan y con
qué poder. Conociendo la disposición de los medios, se puede concluir sobre el
efecto posible del discurso, considerando los canales a los que está acudiendo.
Es evidente que a mayor poder de los agentes, más posibilidades para acceder
a los medios más extensos y de mayor impacto.
A su vez, es importante contar con una descripción ideológica de cada medio
importante, especialmente de los que utilizan los agentes para la transmisión
de su discurso. Dado que éste obedece a una ideología identificable y conecta
con su grupo, tenderá a utilizar los medios más afines. Igualmente, éstos
realizaran una labor de obediencia implícita, resaltando los discursos y sus
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agentes de mayor coincidencia ideológica sin que sea necesario que
intervenga ningún control o petición expresa.
La ideología
Ya hemos indicado más atrás algunos aspectos en relación a la ideología. En
este apartado nos detendremos un poco más. Para apoyar los argumentos con
aspectos más concretos, se incluirán algunos ejemplos simples relativos a la
ideología machista y a la neoliberal, debido a que constituyen ideologías muy
nítidas, actuales, extendidas y fáciles de identificar.
Por lo general, suele entenderse por ideología algunos de los cuerpos teóricos
que muestran una visión concreta sobre el mundo, la sociedad y el papel de las
personas en todo ello. De forma muy simple, se podría concebir que el
marxismo establece que la sociedad esta organizada en clases que luchan
entre sí para llegar y permanecer en el poder. Es importante tener conciencia
de clase, es decir, conocer a qué clase pertenece uno, ligado especialmente a
su función en los procesos de producción. Simplificando también, el
neoliberalismo considera que la mejor sociedad es la que procura el sistema de
mercado, donde las personas intercambian libre y voluntariamente dinero,
trabajo, productos o servicios, procurando cada uno su propio beneficio.
Pero esta versión de ideología es muy limitada en varios sentidos y condena el
concepto a los tópicos oficiales y ampliamente conocidos. Las percepciones,
conversaciones, pensamientos, conductas... fuertemente ideologizados son
comunes y muy extendidos. Pero para reconocerlos es necesario contar con un
patrón que permita identificar los elementos que constituyen toda ideología.
Una visión del mundo
En cierta ocasión, un ponente de una mesa sobre la ciudad hizo una aportación
encabezada por esta aclaración: “Las ideologías hacen mucho daño porque
ciegan a quien quiere ver. Es necesario basarse en los datos y no en
cualquiera, sino en los datos adecuados. Es necesario situarse en una posición
abierta y, lejos de todo dogmatismo, generar conclusiones limpias y objetivas.
Mi visión no está nada ideologizada y se basa en una investigación sobre
informaciones y datos, que me han permitido concluir que...” Tras esta
aclaración inicial, el ponente expuso su visión del mundo. En ésta, consiguió
sintetizar con bastante éxito lo que se conoce como ideología neoliberal. No
están todos los componentes, pero es fácil reconocerla, puesto que constituye
unas de las visiones más extendidas en nuestra época. La exposición de las
conclusiones “objetivas” y basadas en “los datos adecuados” fue la siguiente,
organizada en formato de decálogo:
1. Cada vez hay menos pobreza en el mundo.
2. La humanidad está cada vez mejor.
3. Los puntos 1 y 2 han sido y son posibles gracias al modelo productivo.
4. No es admisible ninguna planificación social, si no las elecciones libres
en el sistema de mercado.
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5. Los efectos de las planificaciones sociales en la historia se miden en
términos de millones de muertos.
6. Todas las personas del mundo tienen la misma libertad para elegir, lo
que no tienen son las mismas oportunidades.
7. Las multinacionales no nos controlan. Es ridículo pensar que decidimos
influidos por la publicidad u otros mecanismos relativos al control de la
competencia. Decidimos porque las multinacionales nos ofrecen más por
menos y por eso triunfan.
8. Somos nosotros quienes controlamos a las multinacionales, lo que no
podemos decir con respecto al Estado.
9. Las afirmaciones sobre el cambio climático y otros asuntos
medioambientales y de limitación de recursos, son alarmistas, no están
fundadas en los datos pertinentes y se encuentran fuertemente
ideologizadas.
10. Mis afirmaciones no están ideologizadas, pues las ideologías ciegan.
Mis afirmaciones están basadas en las ideas extraídas del estudio y la
observación, y de los datos.
La visión del mundo se refiere, como en el ejemplo, a una forma de pensar el
entorno y la relación de las personas (en sociedad o individualmente) con él y
entre sí. Es un punto de vista filosófico, una concepción que intenta ser global y
sobre la que se apoyan los miembros del grupo para interpretar los
acontecimientos. En una ideología machista, por ejemplo, los hombres están
llamados a ser quienes tomen las decisiones y las mujeres, salvo en pequeñas
parcelas excepcionales, tienen la misión de obedecer, de mantenerse fieles y
serviciales. El mundo en su conjunto es cosa de hombres, que saldrán a
garantizar el sustento, a proteger las posesiones y a garantizar la seguridad de
su familia.
Con “visión del mundo” no se hace referencia únicamente a una concepción
sobre cómo funciona el planeta o la sociedad global. Es más bien un concepto
que se refiere a la percepción del entorno, aunque ésta sea local y específica.
Tal y como alguien concibe a su familia, las relaciones que se establecen entre
los miembros, su historia, su papel dentro de ella... puede estar construyendo
un marco ideológico (harían falta más componentes) y tal percepción sería su
“visión del mundo”, relativa a un entorno, en este ejemplo, muy concreto y
limitado espacio-funcionalmente: la familia.
Actores o actantes
Toda ideología maneja distinciones entre personas. Éstas no son individuos
concretos, sino más bien funciones, perfiles o categorías, de tal forma que se
las denomina usualmente actores o actantes. Un actante puede ser una
persona o una institución, o un grupo completo. El actante es la unidad de
acción en la ideología, del mismo modo que lo es en cualquier relato: el héroe,
el dragón, el tendero, el político...
Las ideologías definen los perfiles de actantes, las formas en las que actúan,
los procedimientos por los que se pasa a ser un actante de un tipo o de otro, la
exclusión de tal categoría, etc.
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En la ideología machista, los actantes son claramente los hombres y las
mujeres. Cada uno de ellos cuenta con un paquete completo de
comportamientos que les son propios y que les describen con precisión.
En la ideología neoliberal, los actantes son las partes implicadas en los
intercambios. Cada parte decide libre y voluntariamente realizar un intercambio,
cediendo algo a cambio de obtener otro algo que valora en mayor grado, por lo
que todas las partes salen ganando tras el intercambio.
La formación del nosotros y el ellos es muy evidente y sobresaliente en la
propaganda de guerra. La ideología belicista muestra con fuerza esta
separación. En los conflictos bélicos, los recursos son los mismos: “cosificación
y demonización del enemigo, autojustificación, apelación a la tradición y a las
grandes ideas: patriotismo, idealismo, populismo, etc. En una palabra, se
intenta convencer a la opinión pública de que la guerra es inevitable y que por
tanto es justa, ya que está en juego la defensa de la Patria. Cuando esta
hipótesis no basta se recurre al espíritu de solidaridad de los pueblos, que
deben hacer un pequeño sacrificio para extender los beneficios de la cultura
occidental, de la Democracia, etc., a todas las naciones. La guerra, desde este
punto de vista, tiene una justificación moral, porque es la lucha del Bien contra
el Mal, que suelen personificarse en los líderes o figuras más sobresalientes,
para diferenciar a los «culpables» del pueblo «inocente»” (Iglesias, 1997)
Pertenencia y exclusión
Ser actante de tal o cual tipo no es una circunstancia asumida de antemano ni
que dure toda la vida (aunque hay excepciones en ambos casos). Formar parte
de un grupo o de otro, del nosotros o del ellos, requiere ciertas condiciones.
Igualmente, las ideologías suelen hacer distinciones entre las personas en la
sociedad. Si bien nosotros se refiere al grupo que comparte la ideología y ellos
a los demás, hay que realizar matices:
• Los grupos de actantes se organizan en dos dimensiones. Por un lado
están los mencionados nosotros y ellos, definidos según su simpatía
ideológica, su pertenencia clara a estos grupos. Pero, por otro lado, está
la agrupación que puede estar realizando la ideología para el conjunto
de la sociedad. Así, en la ideología machista, nosotros está constituido
por las personas que comparten la ideología, pero también se distingue
entre hombres y mujeres, pues esta clasificación es el fundamento de su
visión del mundo (como en la ideología belicista lo es el grupo de los
buenos y de los malos, de los amigos y de los enemigos, de los
humanos y de los no-humanos). Puede existir coincidencia, pero no
necesariamente. Muchas mujeres, por ejemplo, forman parte del
nosotros en la ideología machista, mientras que muchos hombres
forman parte del ellos.
• En ellos pueden realizarse distinciones de aspiración. Así, hay personas
que jamás podrán abandonar este grupo, si está definido por
características biológicas o fuertemente culturales. Ocurre con los sexos
o con las etnias. Ser mujer, judío o negro es circunstancia más que
suficiente como para estar condenado a seguir de por vida en el ellos.
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• A su vez, el ellos cuenta en muchas ideologías con dos subgrupos: los
enemigos y los indefinidos. El ello-enemigo canaliza los odios y la
agresión, es el receptáculo de las antipatías del nosotros. Son los
comunistas para buena parte de occidente antes de la caída del muro.
Son los fundamentalistas islámicos en la actual cruzada contra el
terrorismo. Son los inmigrantes en las sociedades crecientemente
xenófobas. Son los de izquierdas, para los de derechas, y los de
derecha para los de izquierda. Otros ellos los constituyen los indefinidos,
que no se encuentran en el grupo enemigo pero que no ha optado por
engrosar las filas del nosotros aunque podría hacerlo. Constituyen el
receptáculo para el apostolado del nosotros. Buena parte del esfuerzo
de todo movimiento ideológico se centra en transformar a los indefinidos
en nosotros, en cuanto a marco ideológico (no necesariamente
comportamental).
En el proceso de creación de nosotros y ellos es fundamental el recurso de los
estereotipos sociales (Mazzara, 1999). Éstos no sólo constituyen parte del
origen histórico en los procesos de pertenencia y exclusión, sino que son
alimentados fuertemente por la ideología. Ésta alimentará la idea de protección
frente al otro escogido, que deberá ser definido mediante prejuicios hasta
adquirir suficiente fuerza como para aumentar el sentido, el significado y la
necesidad del grupo ideológico (como grupo protector, salvador, con una
misión, etc.)
Valores y actitudes
Los valores constituyen parte fundamental de toda ideología. No basta con ver
el mundo de una manera particular o definir grupos de actantes. Es necesario
asumir valores que permitan optar por unos caminos u otros de acción y que
posibiliten establecer juicios morales. Desde la ideología se definirá lo que es
bueno y lo que es malo, lo correcto de lo incorrecto, lo verdadero de lo falso, lo
deseable de lo indeseable, etc.
En la ideología machista, la fidelidad, la entrega, el servicio, la obediencia y
otros son valores que se esperan de la mujer, mientras que el hombre queda
mejor definido por la voluntad, la capacidad de trabajo, la robustez, la fortaleza,
etc. Estas circunstancias constituyen la llamada actitud machista que incluye,
como toda actitud, una forma de pensar, una forma de sentir y una tendencia
concreta a la acción, tal y como lo hemos ido definiendo.
baja libertad alta libertad
baja
igualdad
alta
igualdad
SOCIALISMO
CAPITALISMO
COMUNISMO
FASCISMO
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Según recoge Garcés (1988), Rokeach investigó las ideologías políticas (es
decir, las asociadas a partidos y formaciones políticas) en torno a los valores
de igualdad y libertad, llegando a establecer la relación que se muestra en la
figura precedente.
En la ideología neoliberal, un valor importante es la competitividad. Se
considera que constituye un motor fundamental del progreso de la sociedad. Si
los suministradores de productos y de servicios compiten entre sí, ofrecerán
más por menos a los consumidores. Si éstos compiten entre sí, elevarán el
precio de los productos y los servicios. Si los trabajadores compiten entre sí,
reducirán el sueldo que se ofrece por los empleos, u ofrecerán más horas de
trabajo, o peores condiciones o todo ello. Si los países compiten entre sí,
intentarán especializarse en lo que pueden ofrecer mejor. Etc. Se observa
pues, que la competitividad dinamiza la sociedad en lo que tiene de mercado.
Otros valores toman su fuerza de éste. Ocurre así, por ejemplo, con la
movilidad: gracias a la movilidad de los trabajadores, aumenta la competitividad
(ésta ya no está sujeta a límites geográficos) entre ellos.
Como veremos más adelante, la persuasión permite afianzar valores o cargar
de valor aspectos que antes carecían de él. Un recurso, por ejemplo, es repetir
mucho un mensaje por diferentes medios y en boca de diferentes personajes
(expertos, famosos e iguales). Imagina el texto “si no hicieras esto, no
finkarías”. Aquí, el verbo “finkar” se carga de valor, parece algo positivo. Si
muchos personajes lo dicen, si famosos, expertos e iguales apuestan por
finkar, terminará siendo un atractor para la conducta. Términos como
“progreso” o “competitividad” se han cargado fuertemente de valor por este
mismo procedimiento, de tal forma que, una vez cargados, constituyen un
argumento en sí mismos: algo es bueno si lo es para el progreso o para la
competitividad.
El lenguaje
El lenguaje es el instrumento básico para la generación, crecimiento y
expansión de las ideologías. Buena parte se centra en la utilización del idioma,
pero también hay que considerar el manejo de múltiples símbolos, con
significados peculiares, como pueden llegar a ser los objetos de culto, las
banderas o escudos, las indumentarias, abalorios, etc. Buena parte de la fuerza
persuasiva del cine no se encuentra en las palabras que se utilizan, sino en las
imágenes y el hilo argumental. Las imágenes son fundamentales en los
discursos. Cuando éstos se expresan exclusivamente mediante la palabra
renuncian a la fuerza de otras vías. Sontag (2003), por ejemplo, denuncia el
uso de las mismas fotografías de por los dos bandos de una misma guerra (en
ambos casos, la víctima era propia, y el verdugo de los otros). De todas formas,
las imágenes suelen ser muy insuficientes por sí mismas y es la combinación
de ellas junto con las palabras que las acompañan lo que genera el efecto
contundente en los receptores.
El análisis del discurso desde el punto de vista del lenguaje utilizado es un
campo muy extenso. De hecho, ha llegado a confundirse y hay quienes
consideran que analizar un discurso consiste únicamente en penetrar en el uso
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que el agente realiza del idioma. Se trataría más bien de análisis de la narrativa
o análisis del lenguaje, más que análisis del discurso.
Al abordar el lenguaje, distinguiremos varios niveles: los términos, las
expresiones, las metáforas y la organización interna.
Los términos y las expresiones
Las palabras tienen mucha fuerza. La palabra (por mucho que ha avanzado la
transmisión de imágenes y sonidos) sigue siendo el medio de influencia más
idóneo (Nieto, 2000). El poder que poseen es evidente en todos los contextos.
Los insultos, las expresiones de cariño, las exclamaciones, las interjecciones
de pánico o de sorpresa... son oportunidades cotidianas para entender la
capacidad que las palabras poseen para generar efecto en los receptores.
Sabedores del poder de las palabras, los discursos cuidan su utilización. En el
caso tópico del discurso político, los ejemplos son muy abundantes. En lugar
de “paro” se utiliza “desempleo”; en lugar de “despido”, “flexibilidad”. Cuando
los ejércitos de EEUU y Reino Unido entraron en Irak en Abril de 2003, los
diferentes medios de comunicación empleaban términos apropiados a su
marca ideológica. Se hablaba de “invasión” en Canal Sur, “guerra” en Tele 5,
“crisis” en Televisión Española, “intervención” en Antena 3... La cadena
estadounidense Fox utilizaba el término “liberación”.
Un apartado muy amplio entra en lo que se conoce como eufemismo4. La
siguiente tabla, que surge de información suministrada por Nieto (2000)
muestra algunos ejemplos de eufemismos frecuentes, que todo el mundo
conoce porque forman ya parte de nuestra forma habitual de expresión
Antes Ahora
Asilo de ancianos Residencia de la tercera edad
Hospital Residencia sanitaria
Prisión Institución penitenciaria
Preso Interno
Vertedero de basura Depósito de residuos sólidos urbanos
Muerte de civiles Daños colaterales
Aborto Interrupción voluntaria del embarazo
Guerra Operación militar / conflicto armado
Buena parte de los recursos que se utilizan con los términos y las expresiones
van orientados a evitar reacciones adversas por parte de los receptores. Así,
por ejemplo, cuando existen víctimas humanas generadas por nosotros se
utilizan diversas estrategias:
• Cosificación. Tal vez sea la preferida. Consiste en transformar a las
personas en cosas. Por ejemplo, en el caso de las personas que llegan
desde otros países buscando en el nuestro trabajo y condiciones
4 Palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada de mal
gusto.
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mejores de vida, se podría hablar de inmigrantes, pero se prefieren
expresiones que se refieren más bien a cosas e incluso a cosas con un
marcado carácter negativo, como “sin papeles” (¿qué cosa no tiene
papeles?), “el problema de la inmigración”, “avalancha”...
• Lenguaje ambiguo. Así, no se habla de muertes, sino de bajas o
pérdidas humanas (¿qué cosa han perdido los humanos? ¿el bolígrafo?)
• Sujeto difuso. Aquí, no se indicará que “la policía disparó, matando a
Juan”, sino “Juan resultó muerto”.
• Llamada a la resignación. Muchas palabras, fundamentalmente
adjetivos, hacen suponer que no merece la pena resistirse u oponerse a
la dirección que se marca en el discurso. Así, se habla, por ejemplo, de
“progreso imparable” “acontecimientos inevitables” “evolución
irreversible”. Cualquiera de estos recursos disuade al receptor de actuar.
• Anfibología. Es una expresión que todo el mundo conoce, cuyo
significado se da por sabido, pero que no dice nada en concreto. Se
utiliza como medio de argumentación, para dar fuerza a una afirmación.
Un político intentará atacar la imagen del oponente, por ejemplo,
acusándole de “no seguir las reglas del juego democrático”. Nadie se
parará a investigar el significado de la acusación ni si se basa en algo
concreto y objetivo, sólo se procesará el hecho de que se está acusando
de algo que parece grave.
“Hay políticos y, sobre todo, teóricos de la ciencia política, que se caracterizan
por su cultivo del lenguaje sibilino, y que son maestros en la utilización de
diversas figuras gramaticales: la dilogía o disemia (equívoco), el énfasis (dar a
entender más de lo que se dice), la eufonía (bella sonoridad), la hipérbole
(exageración), el hipérbaton (alteración del orden lógico de las palabras), la
perífrasis (varias palabras por lo que podría expresarse con una), etc.” (Nieto,
2000:49).
Las palabras constituyen parte de la causa y parte del efecto de una
determinada concepción de la realidad. Así, por ejemplo, las categorías
sociales no existen por sí mismas sino que se construyen como resultado de
una percepción social que da sentido a diferenciar a los individuos dentro de
grupos de iguales. ¿Por qué existe la categoría “homosexual” y no la categoría
“gente alta”? Con ello, el lenguaje no sólo transmite estereotipos, sino que es la
sede de su creación, bien por la comunicación interpersonal o por los medios
de comunicación (Mazzara, 1999).
Las metáforas
Las metáforas son elementos de gran efecto. Constituyen modelos lingüísticos
que conectan directamente con creencias, actitudes, valores... Las metáforas
se reconocen parcialmente como tales, es decir, se les asume falta de
precisión, pero después se utilizan con todas sus consecuencias. Es como si
alguien dijera: “tu rostro es como un día de lluvia” y se pusiera acto seguido un
chubasquero.
Observemos, por ejemplo, esta metáfora: “guerra al terrorismo”. Es una
expresión que hemos escuchado muchas veces. Sabemos, al escucharla, que
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se trata de una metáfora. En otros términos, no nos estamos imaginando
metidos en una trinchera, con casco y ametralladora, esperando que una
avalancha de terroristas se acerque a nuestras posiciones. No es como en las
películas. Sabemos que se refiere a algo parecido a “lucha contra el
terrorismo”, pero con mayor contundencia, con mayor capacidad resolutiva. En
un primer término, la metáfora viene a decir:
El terrorismo es el enemigo. Nos ataca. Hemos de defendernos
luchando contra él. Lo hace con armas de fuego, con bombas, con
la muerte.
Pero la metáfora da mucho más juego. Una guerra no es cosa de niños, es un
asunto muy serio. En una guerra:
Nos encontramos en un estado de excepción. La vida cotidiana
debe ser modificada puesto que ha de encontrarse al servicio de
ganar la guerra. Obviamente no hay otra salida: o el terrorismo o
nuestra supervivencia y nuestros valores. Como en todo estado de
excepción hay que asumir algunos sacrificios y renunciar a valores
no prioritarios como la libertad, la intimidad u otros derechos. En un
estado de excepción propio de una guerra, se admite que se frene
la libre circulación de ciudadanos, que se les exija documentación,
que se les recluya durante más tiempo con menos pruebas, que se
recrudezcan las penas, que se desvíen fondos públicos hacia el
frente de batalla, que se otorgue más poder a las fuerzas del orden
público, que se realicen esfuerzos legislativos específicos, que se
nos investigue en la intimidad, se revise el correo o se pinche el
teléfono... En una guerra, la población debe estar unida, hecha una
piña frente al enemigo. Los que no sigan esta regla son traidores a
la patria y ponen en peligro la seguridad de los demás. Hay que
centrarse en ganar cuanto antes, sin demasiados miramientos.
Cuanto antes alcancemos la victoria, antes finalizará el estado de
excepción.
Cuando se utiliza la metáfora “guerra al terrorismo” se lanza esta información a
la población receptora. El recorte de libertades, la investigación de la intimidad,
el concepto de traición, las limitaciones a la circulación de personas, el
aumento de poder para el orden público, el recrudecimiento de penas... son
aspectos que se llevan a cabo, si bien procurando no superar el umbral
perceptivo que llevaría a mostrar la metáfora como un juego sucio o a levantar
la voz de alarma con respecto a que no es más que una metáfora y no hay que
llevarla a último extremo.
La organización
La organización lingüística del discurso es crucial. Los términos, las
expresiones y las metáforas son insuficientes para generar los efectos que
observamos en los receptores de los discursos. Los frentes de organización
son múltiples y muy variados, dependiendo del asunto, el canal, el poder del
agente, etc.
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En los informativos televisados, por ejemplo, el orden de las noticias es de gran
importancia. Cuando la formación política Herri Batasuna se encontraba en
proceso de ilegalización, las noticias sobre HB debían ir necesariamente
acompañadas de información sobre acciones de ETA, puesto que la
percepción muy negativa de HB en la población obedecía precisamente a la
relación del partido con la banda. En cierta ocasión, en el telediario del
mediodía de la primera cadena, cuando se exponía la noticia del proceso de
HB, no se contaba con ningún nuevo acontecimiento sobre ETA desde hacía
meses. Así que la presentadora recuperó una información ya desfasada sobre
un intento de fuga de presos de ETA en una cárcel del sur de Francia. No
habían vuelto a escaparse, pero la noticia se mostró indicando “la policía
francesa sigue investigando el intento de fuga”. El primer paso estaba
conseguido: organizar la información de tal forma que la noticia sobre el
proceso de HB fuera seguida de algo sobre ETA. Pero la información relativa a
la banda era demasiado suave, no había sangre ni violencia. Ni siquiera se
contaba con imágenes, la presentadora tuvo que dar la noticia a medio plano,
durante unos segundos que se hacen eternos con la velocidad de cambio de
imágenes que caracteriza a la televisión. Así que la siguiente noticia mostró el
resultado de una explosión en una vivienda, con imágenes cruentas. No era
una bomba, fue el estallido de una bombona de butano, pero era el
acontecimiento actual más parecido a lo que requería la organización del
informativo.
En una película, es necesario sentar primero quién es el malo y quién el bueno.
Un recurso habitual es mostrar una figura muy vulnerable (como una chica, es
decir mujer y joven) que es brutalmente atacada por alguien que se regocija
con el acto. Ya tenemos al malo. El film puede abundar en estos
comportamientos hasta generar odio en el espectador. El bueno se mostrará
con espíritu de sacrificio y capacidad de abnegación y entrega, con arrojo y
heroicidad. Los acontecimientos se irán ordenando hasta una tópica escena
final donde el bueno vencerá al malo, que sufrirá una muerte muy violenta,
desahogando la agresividad acumulada en el espectador.
En el arte y la técnica de la oratoria, se implica un notable esfuerzo en la
organización del discurso. Hay que comenzar ganando la confianza del
auditorio mediante la credibilidad, la simpatía o la empatía. Hay que seguir
mostrando solvencia en el asunto y estrechando lazos afectivos y racionales
con los receptores. Hay que continuar entrando de lleno en el tema y lanzando
las afirmaciones más comprometidas. Y hay que terminar procurando asociar
las soluciones y el buen hacer con el nosotros, frente a la inoperancia, el
peligro o la amenaza de ellos.
La argumentación
La argumentación a la que se recurre en los discursos tiene una base muy
extensa. Los recursos más frecuentes son relativamente reducidos, pero existe
una amplia variedad de posibilidades. Aquí veremos superficialmente algunas
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de ellas, como primer contacto. Básicamente vamos a entrar en la utilización de
estereotipos, propaganda, persuasión y dialéctica erística.
Estereotipos y prejuicios
Una fuerte base de la argumentación en los discursos ideológicos son los
estereotipos y los prejuicios. Son imágenes compartidas sobre determinados
colectivos que obedecen a la necesidad de las personas de simplificar el
mundo (Mazzara, 1999) para tener la sensación de que se comprende y para
actuar en consonancia. Las personas tendemos a manejas categorías y a
incluir a las personas en ellas, con un paquete en ocasiones denso de
relaciones entre aspectos de la personalidad, profesión, origen, creencias
religiosas, tendencias sexuales, etc. Los estereotipos se dan por ciertos. Los
agentes de los discursos actúan generando estereotipos y, más aún,
aprovechando los ya existentes como recurso argumentativo. En España, por
ejemplo, se ha alimentado el estereotipo del inmigrante subsahariano peligroso,
generador de delincuencia, como vehículo para la creación de un enemigo que
permite establecer relaciones con el terrorismo internacional por el vínculo
forzado del Islam. No es una creación actual, más bien se ha reforzado esta
imagen y se ha utilizado justificando decisiones políticas concretas y reforzando
la percepción de un gobierno sólido, contundente y resolutivo. Una vez
establecidos los estereotipos y los prejuicios, los acontecimientos se interpretan
y seleccionan grupal e individualmente para reforzar estas categorías. Por
ejemplo, se desestima una información sobre un comportamiento normal o
incluso ejemplar de un inmigrante, pero se resalta alguna noticia delictiva sobre
este colectivo. Si alguien comete un delito y es inmigrante, será también esta
condición (no la de parado o marginal u otra circunstancia) la que se utilizará
como explicación.
En la ideología machista los estereotipos de hombre y mujer son
fundamentales. En la ideología neoliberal, se considera a las personas como
individuos que buscan optimizar su satisfacción y aspiran cada vez a más.
Propaganda
Los estudios sobre propaganda, como ocurre con parte de los dedicados a la
persuasión no comercial, se basan en los mismos patrones que las
investigaciones sobre las ideologías. Hay que tener en cuenta que son
perspectivas diferentes para adentrarse en procedimientos para conseguir un
efecto concreto y dirigido en la población o en segmentos de ella.
En el trabajo de Iglesias (1997) se muestran ocho características comunes a
todos los procesos propagandísticos:
1. Simplificación y enemigo único. Éste constituye la principal motivación
para la acción y para la justificación de las medidas que deban
adoptarse.
2. Exageración y desfiguración del tema elegido. Hay que exagerar la
maldad del enemigo y la bondad y efectividad de las medidas, así como
su urgencia y necesidad. Hay que retocar los hechos, seleccionarlos y
magnificarlos o minimizarlos según lo que interese en cada caso.
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3. Repetición de una idea central y variación de las secundarias. Hay que
insistir en el objetivo o en la imagen central (como la necesidad de
terminar con la inmigración ilegal) y reforzar esta idea con variedad de
argumentaciones, aunque constituyan variaciones de lo mismo (como
continuas avalanchas-invasoras de inmigrantes en patera).
4. Transfusión o utilización de los mitos y prejuicios tradicionales, de los
que ya hemos hablado.
5. Unanimidad y contagio: se acepta la opinión más generalizada. Se trata
de una técnica de persuasión muy efectiva: basar la fuerza del
argumento en el número de adeptos o seguidores (si muchos piensan
así, debe ser cierto).
6. Transferencia o testimonio: sanción oficial y respeto a la autoridad. El
privilegio del poder que da el estatus del líder le permite concluir con
autoridad sobre qué ocurre, que debe hacerse y que debe evitarse.
7. Lenguaje coloquial, coherente y persuasivo. Los grandes éxitos
propagandísticos tienen una apariencia lingüística muy simple.
8. Contrapropaganda. Hay que prever las argumentaciones de otros
grupos sociales y restarles la fuerza antes de que tengan lugar, o
enfrentarse con fuertes medios a sus justificaciones una vez que se han
realizado.
Según la misma autora (página 12) “Todo mensaje propagandístico debe
conseguir la atención del público, informar, dar una impresión de moralidad y
credibilidad, apelar a los instintos básicos (amor, placer, perseveración...) y
lograr su aceptación por parte del receptor. Para ello es tan importante el
emisor (se eligen personas prestigiosas e intelectuales) como la propia
elaboración del mensaje”.
Persuasión
Las técnicas de persuasión son muy variadas y de amplísimo uso en nuestra
época. Su objetivo es conseguir que las personas se comporten libre y
voluntariamente de una forma determinada. Tienen su origen moderno en el
entorno comercial (el mercado requiere que los consumidores escojan unos
productos y servicios y no otros, que los necesiten o los deseen, que finalmente
tomen la decisión de gastar en ello) y en el entorno político (inicialmente en
regímenes totalitarios pero hoy ampliamente utilizados en los Estados de
democracia representativa donde se buscan determinados resultados en las
urnas). De hecho, cada vez es más difícil separar las estrategias de
comunicación política de las que se llevan en la comunicación comercial.
Buena prueba de ello es la disciplina de marketing político, que bebe de los
mismos recursos que el marketing comercial. Es tanto así que “el objetivo de
un partido es igual que el de cualquier empresa comercial, industrial o de
servicios, convertir su producto en el líder del mercado, es decir, conquistar el
mercado, en nuestro caso el poder, a través de la venta de la ideología política
que convenza al mayor número de electores” (Barranco, 2003:11).
El éxito de la persuasión en el campo de la publicidad es indiscutible. Su fuerza
ha llevado a ser una herramienta imprescindible en todos los escenarios de
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poder. Beigbeder (2001) en un texto donde afirma que fue escrito para que le
despidieran de la empresa de publicidad donde trabajaba, afirma (página 17):
“Me llamo Octave y llevo ropa de APC. Soy publicista: eso es, contamino el
universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con esas cosas
que nunca tendréis. Cielo eternamente azul, tías que nunca son feas, una
felicidad perfecta, retocada con el PhotoShop. Imágenes relamidas, músicas
pegadizas. Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros
sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté
pasado de moda. Os llevo tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño
para que os sintáis frustrados. El Glamour es el país al que nunca se consigue
llegar. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es
durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que la
anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba, ése es mi sacerdocio. En mi
profesión, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.
Vuestro sufrimiento estimula el comercio.”
Para decidir procedimientos de persuasión suele considerarse los tres
elementos implicados en todo proceso de comunicación: la fuente o emisor, el
destino o receptor y el mensaje con su vía o canal (Cavazza, 1999).
En cuanto al emisor, se utilizan varios recursos, principalmente un personaje
famoso (deseado, con atributos positivos, que transmite sus características al
mensaje), un experto (que suministra una imagen de objetividad y
conocimiento) o un semejante (alguien que intenta representar al receptor o la
imagen a la que el receptor desearía parecerse). En los discursos, los emisores
son variados. En los discursos políticos es el líder; en las películas hay de todo,
pues diferentes emisores representan funciones también diferentes (el bien, lo
deseable o el punto de vista de la ideología subyacente está representado por
el protagonista, arropado por características positivamente valoradas), etc.
El receptor debe ser cuidadosamente estudiado y escogido. Hablamos de
segmentos de la población. Un mensaje persuasivo, del mismo modo que un
discurso, no va dirigido a cualquiera, sino que existe un público definido
previamente. Características fundamentales del receptor a la hora de ser
elegido o de diseñar el mensaje persuasivo son, por ejemplo, su conocimiento
previo sobre el asunto, su autoestima, su nivel de simpatía con el grupo
ideológico, sus sistemas previos de valores, etc.
El mensaje consume el mayor esfuerzo de los recursos persuasivos. A grandes
rasgos, suele distinguirse entre mensaje que optan por la vía central
(argumentaciones racionales, generalmente duraderas pero de éxito difícil) o la
vía periférica (estrategias emocionales, más exitosas pero de efecto más
pasajero). Por lo general, las estrategias emocionales están siempre presentes,
un mensaje enteramente racional no es atractivo, no llama la atención, no se
recuerda, no tiene efecto. Cuando se recurre a la vía central no se abandona la
periférica.
Buena parte de las técnicas de persuasión se basan en la asociación. El
procedimiento de asociación consiste en presentar juntos dos estímulos. Uno
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de ellos tiene una fuerza determinada en una dirección determinada (por
ejemplo, es deseado), mientras que el otro no tiene valor ninguno. La
frecuencia con que ambos se presentan juntos termina por propiciar que el
valor del primero se transmita al segundo. En un anuncio, el coche circula por
parajes maravillosos que pasarán su valor positivo al vehículo. Recientemente,
cuando se ha conseguido asociar a la propuesta de Estatuto Catalán todo tipo
de características negativas y desagradables, se ha intentado descalificar la
Ley Orgánica de Educación indicando que “es el primer producto del Estatut”.
Aunque la afirmación es ridícula (pues son dos movimientos que nada tienen
que ver entre sí), esta acción, de ser exitosa, conseguiría trasladar a la LOE las
actitudes negativas asociadas al Estatut.
Una de las estrategias más exitosas de persuasión a largo y medio plazo es la
llamada “agenda setting”. Este efecto se refiere a las consecuencias que posee
la selección de noticias y la insistencia en ellas por parte de los medios sobre la
prelación de acontecimientos en la población. En España, por ejemplo, se
observa con claridad cómo los problemas que los habitantes exponen como los
más urgentes son los que aparecen con más frecuencia en los medios de
comunicación y no los que pueden observar con más claridad en su entorno
más inmediato (bajo su control) ni los que se encuentran accesibles en las
estadísticas públicas. De hecho, se puede comprobar que la prelación que
establecen las personas entrevistadas (ver, por ejemplo, el barómetro mensual
del CIS en www.cis.es) no tiene nada que ver con la evolución de los
acontecimientos reales.
Otro procedimiento persuasivo eficaz es la imitación. De hecho, constituye el
vehículo preferente en marketing (Solé, 1999), ya que la publicidad se basa, en
buena medida en suministrar modelos de comportamiento y en facilitar su
imitación por parte de los receptores (mediante, por ejemplo, personajes
deseados o escenas ideales). El aprendizaje por imitación constituye un fuerte
mecanismo persuasivo, puesto que se corresponde con una de las
herramientas básicas en los procesos de socialización.
En cualquier caso, las técnicas de persuasión que nacen del estímulo de la
publicidad comercial, pero que terminan aplicándose en todos los contextos,
suelen seguir un esquema general que recibe la denominación AIDA (por
ejemplo, Barranco, 2003): llamar la Atención, despertar el Interés, generar
Deseo y mover a la Acción. Éste último es el componente fundamental, el
objetivo último, para lo cual son utilizados los tres anteriores como escalones
previos.
Dialéctica erística
La expresión se debe Schopenhauer (2000) según el cual, “muy pocos son
capaces de pensar, sin embargo todos quieren tener opiniones” (pág. 79). Este
filósofo tuvo una experiencia amarga en la universidad, donde chocó con
intelectuales como Hegel de quienes denunciaba que se dedicaban al arte de
la argumentación más que a la búsqueda de la verdad, como estrategia para
ganar una batalla dialéctica o discursiva contra un contrincante.
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Schopenhauer identificó 38 estratagemas argumentativas, de las que
destacamos algunas. Todas ellas se circunscriben a la misma situación: un
discurso que se define en parte porque tiene en frente a otro discurso
oponente. Las estratagemas buscan convencer al público de que uno tiene
razón más que conseguir lo mismo del otro contrincante. De esta forma, se
trabaja para ampliar las simpatías y las adhesiones a la propia perspectiva
ideológica plasmada en el mismo discurso.
• Amplificación y reducción: se exageran las palabras o conclusiones del
discurso del otro para facilitar conclusiones falsas y se hace lo contrario
con las propias afirmaciones.
• Homonímia: tomo un vocablo central del discurso oponente y lo utilizo
con otro significado, admisible en el idioma, pero distinto al que justificó
su uso original.
• Postulando la conclusión: se toma el punto al que se quiere llegar y se lo
transforma para convertirlo en premisa o punto de partida. Si esta
estrategia ha pasado desapercibida, se asumirá sin resistencia la
conclusión (pues se afirma lo mismo con que se inició el hilo
argumental).
• Inducción pre-admitida: si se asumen como ciertos determinados hechos
seleccionados, facilitar en el mismo discurso una inducción (aunque sea
imperfecta o dudosa) para llegar a las conclusiones que interesan.
• Contraste: exagerar tanto la tesis opuesta a la nuestra que ésta se verá
con mayor agrado y naturalidad.
• Afirmación sin fundamento: dar por sentado algo que no lo está (la
fuerza del argumento no está en éste, sino en la actitud del emisor).
• Búsqueda de incoherencias: estudiar el discurso oponente y descubrir
incoherencias, resaltándolas de tal modo que bañen el conjunto.
• Acudir a generalidades: como ocurre con “lo engañoso del saber
humano” que viene bien siempre.
• Deducción falsa: de las afirmaciones, premisas o postulados del
discurso oponente, se fuerzan deducciones falsas que deslegitiman el
conjunto.
• Argumento al respeto: acudir a una fuente de prestigio como un maestro
admirado, un texto importante, una sentencia erudita o el argumento de
la mayoría o de la universalidad.
• Reducción a lo aborrecible: se da la sensación de que ya conocemos los
argumentos del discurso oponente porque son clásicos y ya
desmentidos hace tiempo.
Como afirma Schopenhauer (pág. 69) “lo importante no es la verdad, sino la
victoria”.
Referencias
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influencia y ética para ejecutivos. Barcelona: Ediciones Granica.
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